Todas las redes sociales, desde que nacen, experimentan un proceso de evolución en el que sus usuarios van tomando conciencia de las posibilidades que ofrece.
Facebook era, en sus comienzos, una red social para mantenerte en contacto con los amigos, mientras que ahora es una plataforma publicitaria de primer orden, e Instagram, que inicialmente nació tan sólo como un lugar donde compartir fotos, ha ido adquiriendo una gran relevancia desde el punto de vista comercial por la influencia que los instagrammers más populares ejercen sobre su audiencia.
De hecho, al hilo de la popularidad de Instagram como red social y de sus posibilidades para influir en los comportamientos de compra de determinadas personalidades que tienen una base de fans muy importante, ha nacido una nueva “profesión”: Influencer.
Un influencer usa Instagram como medio de generar ingresos recomendando determinados productos que muestra en las fotografías de su perfil. En el caso de la moda, uno de los campos en los que los influencers son más demandados, basta con que un perfil famoso salga luciendo una prenda y la enlace a una tienda online para que las ventas de la misma experimenten un meteórico incremento de ventas.
Basándose en este modelo, los instagrammers han comenzado a ir un paso más allá. Puesto que no todos los productos o servicios son tan visuales como la ropa, las empresas han empezado a contactar con influencers en los distintos sectores para pedirles que, junto a una fotografía, escriban un texto más o menos amplio a modo de reseña.
Esta fórmula supone un win-win para instagrammmers y firmas comerciales. Por un lado, éstos pueden ampliar el abanico de posibles productos a recomendar ya que no se ven limitados por aquellos productos que resultan visualmente atractivos. Por otro, las empresas consiguen no sólo una mención ocasional – que generalmente tiene impacto, pero pronto pasa al olvido- sino una recomendación en toda regla por parte de la personalidad propietaria del perfil.
De este modo, sus acciones de branding resultan mucho más eficaces, ya que logran que el influencer y la marca queden vinculados de una manera mucho más consistente.
Este fenómeno es una muestra más de que el marketing digital todavía tiene un enorme margen de crecimiento por delante, y que las redes sociales son, en gran medida, la mejor plataforma publicitaria de cara al futuro.